lunes, 30 de junio de 2008

Windows no le mola ni a Bill Gates

Hay que ver de lo que llega uno a enterarse, y justo cuando el paladín de Microsoft se ha despedido de su compañía (quizá por aburrimiento? o quizá porque las cosas no son el idilio que parecían?)

Recientemente, se han revelado correos electrónicos del que fuera CEO de Microsoft y el hombre más rico del mundo, en el que estaba completamente disgustado con Windows y con el propio portal de Microsoft.

La noticia fue pubicada en SeatlePi: http://blog.seattlepi.nwsource.com/microsoft/archives/141821.asp

En el artículo se puede descargar un PDF de cinco páginas con los correos revelados en la investigación antimonopolio a la que fue sometida Microsoft.

Bill Gates se sentía frustrado por el uso de Windows XP desde hace más de cinco años. La usabilidad de su sistema operativo más exitoso le sacaba de sus casillas, especialmente cuando intentaba actualizarlo o instalarse algún producto Microsoft, como MovieMaker, en donde los tiempos le hacían perder la paciencia y al final no tener éxito con la operación.

Esta noticia hace perder credibilidad en Microsoft. Es como si al presidente de BMW NO "le gusta conducir" uno de sus automóviles.

lunes, 23 de junio de 2008

Uso inteligente y social de Internet

Internet se ha convertido en la mayor revolución de la humanidad, al poder acceder a la información por todas las clases sociales y de todas las partes del mundo. Bueno, al menos en teoría, ya que aún seguimos sufriendo la censura por parte de gobiernos que sí deberían ser censurados, y aún no se ha invertido ni se ha promocionado el calado en las clases más bajas y en los países más pobres.

Hace ya tiempo intenté, desde este blog, hacer un llamamiento para intentar evolucionar los países marginalmente pobres a través de las tecnologías, con algunas interesantes propuestas, como la cesión de ordenadores antiguos, voluntariados para transferir el conocimiento, y otras muchas e interesantes soluciones.

Lamentablemente, aquella idea social y solidaria quedó en un saco roto, pues cada uno vamos a lo nuestro, sin ganas y sin interés en lo ajeno, aunque sea para una buena obra. Somos egoístas por naturaleza.

Sobre este punto me gustaría debatir con los lectores amplio y tendido, pero en un post que sea interesante y participativo.

Siendo más realistas, y analizando nuestro cibermundo, observo que éste es también antisocial, pues los que hacen un uso personal o laboral sufren las depravaciones de aquellos que lo acaparan todo.

Hay veces que intento acceder a información o descargarme software libre, con muy poco ancho de banda, o leer correos como cualquier usuario de a pie. Uno se encuentra impotente al no poder acceder a veces al correo, o tener algunos cortes de transferencia de información, o la reducción de mi ancho de banda.

Pudiera ser que mi servidor de correo o el servidor al que accedo pueda tener picos que me afecten, pero lo que mayormente influye en ese detrimento de la velocidad es el uso indiscriminado de voraces devorabytes. Algunos descargan grandes cantidades de información (muchos de ellos películas en DVD, música, programas, juegos, etc.)

No estoy en contra de estas prácticas. Cada uno puede hacer uso de su ordenador como le plazca. Es su reponsabilidad lo que haga con su conexión. Pero sí me molesta en demasía que por capricho, ocio o lucro tenga yo que tamborilear mis dedos esperando a descargarme mi correo o acceder a una página web, y aún más, cuando la conexión se corta o termina dándome un timeout.

Asimismo, otra cosa que me molesta mucho es que se me señale con el dedo como si fuera un delincuente, ya que la SGAE considera a cualquier internauta como eso: un delincuente que va a descargar obras ilegalmente. Y para colmo, cobrarme un "impuesto revolucionario" llamado cánon, porque se presume que soy un pirata y voy a infringir derechos de autor, cuando los delincuentes son la banda de Teddy Bautista y sus colegas, que violan a la constitución y al derecho más elemental, que es la presunción de inocencia, sustituyéndola por la prostituta presunción de culpabilidad.

Y es que un porcentaje muy bajo de la sociedad descarga películas, música, programas o libros, y gran parte de esta minoría lo hace de manera ocasional, y aún mucho menos porcentaje aquel que lo hace para lucrarse.

En esta marejada turbia y pestilente se mezclan acusaciones y justificaciones que tienden a insolidarizar la red y a hacer un uso de la red cada vez más irresponsable y delictiva. Porque si no, díganme una cosa: si soy un supuesto pirata por comprar un disco duro, un CD, un pendrive, etc., y se supone que voy a hacer uso de ese dispositivo para fines ilícitos y delictivos, y por ello tengo que pagar un "impuesto revolucionario" para cubrir los daños que provocan esos fines, ¡JODER! (perdón por la expresión), ¡pues voy a hacerlo, ya que he pagado por ello!. Eso me debería justificar. Es como si compro un cuchillo y me hacen pagar un mes de prisión y una multa de 3000 euros porque con ese cuchillo pagaría los daños que produciría una reyerta a cuchillo. Si lo he de pagar por ello, pues lo hago, ¿no?

Sé que una exageración llevada a un extremo, pero en la infinidad de conversaciones que tengo con muchas personas (conocidas y no conocidas) sobre este tema, al final alguno salta con lo mismo.

Pero bueno, a lo que iba es que, independientemente de la SGAE, la red queda corrupta por el uso que se hace de ella, totalmente irresponsable en el que los que simplemente usamos Internet nos perjudica.

¿Y qué soluciones se pueden adoptar en uno u otro sentido?

A mí se me ocurren algunas, todas ellas discutibles y perfectamente mejorables. Pero por lo menos se aportan y dan mayor conocimiento o nuevas perspectivas de hacer las cosas.

Por un lado, creo que quien acapare más ancho de banda y más descargue, pague más. Con ello se decrementaría enormemente la descarga ilegal de películas, música, software y juegos, liberando el ancho de banda para todos, cosa que sería de agradecer.

Algunos dirán: yo veo la televisión por internet, o me paso todo el día en youtube, y eso consume mucho byte. Pero, ¿es una necesidad o un capricho? ¿Es ocio? Si es ocio y me quitas ancho de banda para mis correos o para gestionar trámites a través de internet ya es un poco injusto.

Obviamente habrá de todo, y sea realmente una necesidad. Por ello, si es para trabajo, creo conveniente tener una tarifa de empresa más justa por el uso del ancho de banda, con unas características de uso algo diferentes a las de un usuario normal.

Por otro lado, dependiendo de la modalidad de uso de internet (personal, profesional, etc.), se apliquen tarifas y condiciones distintas, así como hacer un sistema de detrimento por exceso de uso. Es decir, que el ancho de banda sea regulado también por el proveedor de internet, y que vaya cerrando el grifo a medida que se vaya consumiendo bytes. Por ejemplo, cada 200MB de bajada diaria se detrimente un 10% su propia velocidad (se puede aplicar cualquier otra regla).

Otra idea sería que al llegar a un límite muy superior al que dicha modalidad pueda acceder de forma normal (por ejemplo, superar el GB diario), se comience a auditar a ese usuario sin entrar a investigarle. Pero una vez se tenga un patrón sobre el mismo tras un uso constante y disparatado de la red durante un tiempo prudencial (por ejemplo dos o tres meses), abrir una investigación sobre el uso de dicha persona.

Otra idea sería una educación cibernética, en la cual se instruya sobre internet y su uso justo y racional, enseñando qué está bien y qué esta mal, dónde están los límites, cuáles son las acciones de las leyes y, sobre todo, sensibilizar sobre su uso y pensar en todos.

Estas son ideas quizá ilusorias y quizá idealistas. Pero pensemos qué podemos hacer de cara a tener todos una internet de calidad, con una velocidad en condiciones y sin cortes (no valen las infraestructuras, pues es como decir: hagamos coches más rápidos para no tener caravanas). Pensemos en los demás y en nosotros. En EEUU ya se han estudiado medidas parecidas a las propuestas en este post. ¿Cuáles se te ocurren a ti?

domingo, 15 de junio de 2008

Cuando la tecnología es perjudicial para la salud

Los avances tecnológicos nos hacen la vida más fácil, pero muchas veces se paga un precio por ello.

Estamos rodeados de ondas electromagnéticas y de microondas, las cuales producen efectos en nuestro organismo perjudiciales, como el cáncer.

Nos lo podemos tomar a broma, pero echadle un vistazo a estas imágenes:





¿Os imagináis que puede estar haciendo vuestro teléfono móvil dentro de vuestro cerebro y en las células de vuestro cuerpo? Pero no sólo cuando lo utilizamos, si no con la cantidad de ondas que pululan a nuestro alrededor sin que las veamos. Da miedo.

La ventaja que tiene esto es que si se os estropea el microondas podéis hacer palomitas con vuestro teléfono móvil.

sábado, 7 de junio de 2008

Arte en su estado máximo

Las palabras creo que sobran.

La tecnología mediatizada

Uno de los factores más importantes hoy en día (y mucho mayor en el futuro), en el decantamiento por una u otra tecnología, es la política. Y es que cada vez más se convierte en el director de esta orquesta que toca al compás de su batuta.

Esto puede ser bueno y puede ser malo, ambas cosas al mismo tiempo. Pues si bien puede beneficiar la salud tecnológica de un país o de una administración, se puede olvidar que vivimos un mundo en el que todo debe existir sin rechazo, y que todas ideas, aunque diferentes se pueden fundir en una mucho mejor.

He participado en múltiples proyectos de la Administración Pública. Dependiendo del gobierno se favorece más a un grupo reducido de empresas con unos productos específicos y cerrados (no digo nombres, aunque muchos pueden saber algunos). Esto hipoteca al gobierno y, por consiguiente, a los ciudadanos, que sufragamos dichas tecnologías.

Por otro lado, algunos gobiernos imponen un tipo de tecnologías. Por citar algunos casos: la Junta de Extremadura y la Junta de Andalucía imponen Linux, y la Comunidad de Madrid impone Windows. Algunos pensaréis que estaré a favor de las primeras, por tratarse de software libre. Pero estáis equivocados, pues todo extremos es negativo para la sociedad en general. Hay que aceptar la existencia de otras cosas y convivir, disfrutar y compartir con ellas.

También diré que utilizar el software libre es un ideal fantástico en el que todo el mundo puede tener el código y hacer con él lo que se quiera. En la realidad esa idea queda en una utopía, pues si bien está disponible pocos son los que meten sus manos en los intestinos. No, más bien se trata de un asunto de dinero. Es más económico y la pela es la pela.

Yo soy partidario de los sistemas mixtos, en el cada uno explote lo mejor que tiene en sus parcelas, y entre todos hacer un uno grande, robusto y estable.

Si, por ejemplo, yo soy extremeño o brasileño, ¿por qué he de usar por imposición Linux?. Si yo soy madrileño, ¿por qué he de usar por decreto ley Windows?. ¿Por qué no puedo ser libre y elegir lo que más me convenga y como a mí me convenga?. Yo soy libre de elegir la tecnología que quiero usar, al igual que soy libre de votar al partido que yo quiera.

Todo esto viene a raíz de un anuncio político desde EEUU, en el que el más popular candidato democrático, Barak Obama, en el caso de ganar las elecciones presidenciales, estandarizaría la Administración Pública con OpenOffice.org

Para los amantes del software libre nos parece una gran noticia, pero siempre pido prudencia y pensemos en las consecuencias.

La primera y fundamental es que Microsoft, que siempre apoya a ambos candidatos con fuertes sumas de dinero (financiación de campañas), para conseguir los favores de la Administración que gane, desde luego le retiraría ese apoyo indispensable.

En el hipotético caso de que aún y con eso ganase el primer presidente negro de la historia de USA, queda claro que es una forma de ahorrar muchos millones de dólares, lo cual es favorable ante la crisis actual. Pero, ¿no nos olvidamos de lo más importante: el usuario?

Si bien aprender OpenOffice es relativamente sencillo si estás acostumbrado a MS Office, tienes un período de capacitación, lo que supone un coste, no sólo de esfuerzos, si no también de dinero. Además, habrá un gran porcentaje de usuarios (especialmente los funcionarios) que son reacios a los cambios de su trabajo.

Por otro lado, ¿qué pasaría con el innumerable número de documentos tramitados en formato MS Office, y de los sistemas que utilizan dicho formato?. Se dice que es compatible, pero esta compatibilidad deja mucho que desear. Por experiencia, abrir un documento MS Word en OpenOffice me cambia mucho los estilos, sobre todos las tablas o los bullets (viñetas). ¿Y qué pasan con todas aquellas funcionalidades especiales que el paquete de Microsoft tiene y no OpenOffice? ¿Y con el innumerable número de plantillas con macros específicas que existen?

El caos no me lo quiero ni imaginar. Al final, el ahorro de licencias por el software sería superado por los costes que derivarían de tal desbarajuste.

¿Y qué ocurriría con Microsoft, la mayor empresa de software del mundo? Sería un impacto muy grande en su facturación, que se traduciría también en una menor rentabilidad, una reducción de producción, y, por consiguiente, derivaría en reducción de plantilla. Resultado: menos impuestos y menos riqueza (eso sin contar el factor humano: despidos, economías familiares rotas, deudas bancarias e hipotecarias, etc).

Parece un cuadro desolador, pero no estaría muy lejos de la realidad.

Amo el software libre, pero soy consciente de que, por encima de todo, la libertad no está en el software, si no la decisión de cada uno, como individuo, de elegir la tecnología que satisfaga sus necesidades.

miércoles, 4 de junio de 2008

Las dictaduras tecnológicas también mueren

Durante casi treinta años hemos vivido en una dictadura tecnológica que poco a poco va agonizando en sus putrefactas bases. Durante casi treinta años hemos tenido que soportar estoicamente las trayectorias que han definido nuestro modelo social, económico y tecnológico. Durante casi treinta años hemos tenido que entrar al aro, porque era lo que había, porque era lo que nos imponían, porque todos hacían lo mismo y porque parecía lo único que había.

Estoy hablando de una cultura basada en la adoración de "las ventanas" (Windows), y la dictadura tecnológica que nos ha hecho vivir durante casi tres décadas.

No voy a restarles el mérito de ser los "precursores" y los "innovadores" de la tecnología que hoy conocemos. Cierto que las comillas las pongo a nota de ironía, pues ni MS-DOS era de Microsoft, ni Windows era original (Macintosh estaba antes, y Xerox incluso antes con el invento del ratón), ni Word, ni Excel, ni.... Pero el mérito del marketing y de facilitar las cosas a los usuarios tienen su agradecimiento, y gracias Micro$oft (y a la santa piratería) podemos disfrutar y utilizar estas magníficas tecnologías.

Pero Microsoft adolece de orgullo y de tener un poder omnipotente, de estar por encima de todo. Y por ello ha ido creando necesidades a base de cambiar la tecnología a su gusto y conveniencia.

El otro día visité un humilde ayuntamiento de unos 4000 habitantes, y tuve la oportunidad de charlar con su responsable informático. Su mayor preocupación era el fin de la venta de Windows XP, de sus licencias y de soporte en este mismo año. Y no era para menos, pues todas las aplicaciones están diseñadas para este sistema operativo, incluyendo el padrón y el registro de entrada y salida, los pilares de información del ayuntamiento.

El gobierno autonómico firmó con Bill Gates un acuerdo de continuidad de productos Micro$oft en la Administración Pública. Eso significa que "por coj..." (perdón, por decreto ley), todos han de usar ahora Vista. Pero, ¿quién paga todo?. ¿Lo va a subvencionar el gobierno autonómico?. Pues claro que no. Si no eran baratas las licencias de Windows XP, ponte ahora a comprar el CARISIMO Windows Vista y sus licencias.

Pero, ¡si los equipos del ayuntamiento son antiguos!. ¿Quién va a comprar hardware que haga correr bien a Windows Vista? ¿El gobierno autonómico? Pues claro que no. ¡Habrase visto!

Bueno, pues después de dejarte un pastón en productos, en licencias y en equipos (el presupuesto que se necesita para, por ejemplo, el mantenimiento de la escuela o del centro de salud durante un año), resulta que los programas del padrón y del registro no son compatible con Vista. Y lo peor es que no se puede solucionar a base de talón, pues no existen versiones de estos productos para este sistema operativo.

En mi empresa aún funcionamos con Windows XP, y yo he usado Windows XP desde sus inicios. A mi me ha parecido el sistema más estable de Microsoft.

Pero hace apenas cinco meses me compré un ordenador portátil con Windows Vista preinstalado. Y no es por ser detractor de Microsoft, pero he de decir que es la mayor patata que he visto. Desde que lo tengo, mil cosas me funcionan mal, cada dos por tres me sale un pantallazo azul de la muerte, incluso con más frecuencia que en Windows 95 o en Windows Me (que en paz descansen). Los programas que utilizaba para XP, es una lotería. Algunos van y otros no van. Y los que van te pueden dar sorpresas.

Y coincido con mi querido amigo del ayuntamiento, en que Windows Vista no añade nada nuevo, ni nada de valor añadido que sea realmente útil. Tan sólo cambia un poco su aspecto y te hacen pasártelo bien al cambiar las cosas de sitio, especialmente las funciones administrativas.

Lo mejor de esta sociedad de la información es que ya no hay tontos ni curiosos inexpertos. Ya casi todo el mundo sabe qué es la tecnología y qué productos hay. Nacen empresas con ideas nuevas y económicas, con nuevas opciones y, lo mejor de todo, muchas son soluciones libres. Estamos una era de libre pensamiento, donde Microsoft ya no es lo único que hay, ni marca la tendencia ni nos puede esclavizar con sus desfasadas teorías dictatoriales. Somos libres y podemos elegir.

Puede que algunos me tachen de ciberpunk, de rebelde o de linuxero maldito. Procuro romper varas a favor y en contra de uno u otro sistema, e incluso comentar otros sistemas.

En esta ocasión debo romper una criticando a Windows Vista, pues es la primera vez en mi vida tecnológica (que inicié allá en 1984 con un Spectrum, un intérprete de basic y un Gens y un Mons para escribir, compilar y descompilar código máquina), que mi sistema operativo se vuelve inestable con tan poco uso y en tan pocos meses. Esto no me había pasado, como repito, ni con Windows Me.

Y es que eso de imponer algo puede funcionar al principio, cuando eres el único con pan y todos tienen hambre. Pero hoy, todo el mundo está bien alimentado, y hay muchos panaderos con pan, y que son honrados.

Probado Windows Vista, y con criterio por mi experiencia, sigo quedándome con un ordenador con Windows XP, y con una partición para RedHat, Mandriva o Ubuntu. Y es soy como el MediaMarkt (no soy tonto). Hay cosas que hago mejor con Windows y otras que prefiero con Linux. Ambos sistemas tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y usar lo mejor de ambos creo que es la mejor idea. Eso sí, no quiero Windows Vista, aunque me pierda las maravillas que se hagan para este sistema.